La escritura, pese a ser una destreza aprendida, permite conocer detalles muy íntimos acerca de la personalidad de quién la escribe. Estadísticamente, resulta casi imposible encontrar escrituras que, siendo realizadas por dos personas distintas, éstas sean iguales; por tanto, puede afirmarse que la escritura constituye "el ADN de la personalidad" de quien la ejecuta.
Bienvenido al misterioso mundo de la grafología.